Mi nombre es Sandra Mireya Galindo Trujillo, soy originaria de Bogotá, Colombia, e hija de un arquitecto. Me gradué como Licenciada en Preescolar Musical en el año 2000 (actualmente Licenciatura en Educación Infantil) de la Corporación Universitaria Adventista. Completar mi educación secundaria en el Colegio Adventista Emmanuel fue un paso importante, y al ingresar a la universidad, albergaba muchas expectativas, dudas y preguntas sobre mi carrera. Inicialmente consideré estudiar Pediatría debido a mi interés en el desarrollo y cuidado de la niñez.
Entré a la UNAC con la oportunidad de reflexionar y considerar cuál sería mi destino, pero eventualmente me incliné hacia la enseñanza, donde he destacado desde entonces con responsabilidad, honestidad, amor, dedicación y pasión a lo largo de mis 14 años de ejercicio docente.
Para mí, la Corporación Universitaria Adventista ha sido un pilar fundamental, brindándome conocimientos, apoyo espiritual y un ambiente de crecimiento personal y laboral. Durante mis cuatro años de estudios en la UNAC, consideré al hogar de señoritas como mi segundo hogar, donde preceptoras como Anita Visbal fueron mi hombro, mi apoyo y también mi guía en los momentos en que necesitaba corregirme, ja, ja, ja. Dentro del hogar y en sus alrededores, fui conocida en algunas ocasiones como “Chiquita” por una obra que mis compañeros y yo creamos para la clase de teatro en el cuarto semestre, o también como Sandrita, como muchos me llamaban y reconocían dentro de la UNAC.
«¿No te puedes matricular? ¡Como sea, lo vamos a lograr!»
Allí conocí a mis memorables amigos, colegas y soporte, quienes durante el último semestre me ayudaron en una situación difícil. Al regresar a la UNAC para culminar mis estudios, no tenía cómo matricularme. En ese momento, mis amigos dijeron: “Sandra, ¿cómo que no te puedes matricular? Es el último semestre, pues como sea, lo vamos a lograr”. El hogar de señoritas, las fábricas, la administración y, sobre todo, mis amigos como Erika Melo, Olguita Madrid (✝), Sabrina Escobar, Gustavo Marín, entre otros, se unieron para ayudarme a reunir los recursos necesarios y encontrar horas de trabajo adicionales.
Mi hermano Jhon Galindo, también egresado de la UNAC como Licenciado en Música (2005), interrumpió entonces sus estudios para trabajar dentro y fuera de la universidad, y así reunir todos los recursos y ver que me graduara ese mismo año. Fue un milagro de Dios, como lo describo, al ver que Dios todo lo puede y todo lo hace cuando seres con gran calidez trabajan en unidad e incansablemente para ayudar a otros antes que a sí mismos.
Eso es lo que hace la esencia de la UNAC. Personas como el Pastor Flórez y su familia, el Pastor Barrera y su familia, brindaron el apoyo y la logística necesarios para que hoy en día pueda ejercer mi carrera y llevar siempre a la UNAC en alto, demostrando lo grande, beneficiosa y laboriosa que la universidad ha sido y cómo puede impactar vidas en cualquier lugar del mundo.
A lo largo de mi carrera, he tenido el privilegio de ejercer en la educación adventista en colegios como el CADES (Sogamoso), Supía, CAN (Bogotá) y COADVIL (Villavicencio). Además, he participado en diferentes actividades para beneficio de la comunidad, como reunir voces de niños y formar coros infantiles que pudieran representar al colegio e iglesia, llevando el evangelio a otros por medio del canto, que es otra de mis pasiones.
Actualmente, estoy radicada en Estados Unidos, donde he conformado mi familia junto con mi esposo Lloyd Powell, quien ha sido también mi soporte en esta larga y ardua travesía por la educación infantil. Mis hijos Joseph, Javier y Sofía han sido un pilar importante para continuar laborando en este país extranjero como maestra de Kindergarten en los últimos cinco años en una Escuela Autónoma, ILTEXAS, donde soy reconocida por preparar estudiantes para roles de liderazgo al servicio de la comunidad internacional, haciendo énfasis en los idiomas inglés, español y chino.
Exemplary teacher un reconocimiento gracias a la UNAC
En esta escuela, desempeño mi papel en la enseñanza del español. Este pasado 20 de abril de 2024, fui reconocida por mi destacada labor educativa, dedicación y emprendimiento como maestra del año en la categoría de Kinder a segundo grado. También recibí un premio a nivel estatal como “Exemplary Teacher”, un reconocimiento que enaltece y representa grandemente a mi país, Colombia, a mi alma mater UNAC y, sobre todo, a mi Iglesia Adventista del Séptimo Día, que amo y valoro, representándola de la mejor manera para la honra y gloria de Dios.
Hoy, quiero agradecer a toda la comunidad Unacense, pero especialmente a la maestra María Eugenia Arce “La Negra”, Sandra Quintero y Diana Jaramillo por sus grandes aportes y elementos importantes que me hacen destacar cada día en mi salón de clase. El amor, la pasión, el compromiso y, por sobre todo, la dedicación a la educación, son mi esencia. Gracias a la UNAC, he podido construir una vida llena de propósito y servicio. Mi alma mater siempre será un faro que ilumina mi camino, recordándome el poder de la educación y la comunidad en la formación de vidas transformadoras. ¡Gracias, UNAC, por ser el fundamento de mi vocación y por siempre estar en mi corazón!