Con gran satisfacción, la experiencia vivida en UNAC, ha sido en gran manera significativa, llena de conocimiento, valores, amistades, y propósito, pero sobre todo crecimiento de la fe y compromiso con la sociedad que merece conocer de la esperanza que nos llevará a un mundo mejor. El paso por la UNAC contribuyó enormemente en formar la persona que soy hoy, en torno al liderazgo servidor en la iglesia, en mi familia y en la comunidad. Lo mejor, es que no ha quedado atrás, aún sigue siendo parte de mi formación y experiencia de crecimiento y actualización. Ser unacense es un privilegio dado por Dios.